miércoles, 1 de junio de 2011

Dos minutos para reflexionar



En un aeropuerto se encontraba una muchacha que iba de viaje a Madrid,durante la espera decidió comprarse un paquete de galletas,después se sentó en un banco esperando el aviso para embarcar.Cuando se encontraba en el banco,a su lado un señor con gorra y bigote se sentó. En ese mismo instante el señor cogió una galleta del paquete y sonriendo a la muchacha se la comió. Ella, se quedó pensativa,pero no dijo nada,prefirió callar y seguir  como si nada hubiese pasado.Pero al cabo de unos minutos el hombre cogió una galleta  de nuevo y se la comió.Lo curioso es que antes le ofreció una a la muchacha.-” Eso  si que es tener la cara dura”-pensó, mientras comía la galleta-. No sólo se come mis galletas sino que encima me las enseña.
Ella continuaba sentada esperando la orden de embarque, pero no puedo contenerse y se levantó furiosa” se ha comido la última galleta del paquete!” Se dirigió a la puerta de embarque no sin antes haberle dicho cuatro cosas.
Cuando enseñó los billetes y entró en el avión aún le duraba el enfado, se sentía indignada y contrariada por lo que había sucedido,así que,abrió el bolso para beber agua y ¡cuál fue su sorpresa! en el bolso estaba el paquete de galletas que había comprado en la tienda, intacto, sin estrenar.
O sea, la que había compartido las galletas no había sido ella sino el señor del aeropuerto, la que se había comido las galletas que no eran suyas era ella.

Y es verdad,nos precipitamos muchas veces y valoramos sin saber la verdad.
Las cosas no son siempre lo que parecen.

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